Imagogima

Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.

21 julio 2010

EL CONOCIMIENTO



Hace ya unos cuantos años, en mi inocencia e inexperiencia sobre las relaciones sexuales, escribí un pequeño relato basado en un fantasía erótica que siempre he tenido. Se trataba básicamente de sustraerse del tiempo y del espacio con la otra persona en una especie de meditación común donde participaba sobre todo el acto de mirar. Ambos estaban desnudos uno frente al otro, sentados en la cama, mirándose. La mirada se relaciona inmediatamente con el escrutinio y éste con la racionalidad, de hecho, suele ocurrir que le sexo se practica muchas veces con los ojos cerrados o a oscuras. Yo proponía en mi inocencia una mirada del descubrimiento y la curiosidad, una mirada inocente que básicamente tenía ansias de conocer, conocer todo un mundo de placeres que hasta ese momento me eran prácticamente desconocidos. ¿y por qué quería conocer todo ello? ¿por qué esa mirada? Para aprender más y gozar más, para ser plenamente consciente de mis sentidos y de mi placer, para descubrir y crear sintiendo. Con la experiencia me he dado cuenta de que en aquellos tiempos estaba mas cerca de la verdad que ahora.

Es habitual en el sexo hablar de instintos, de deseos, de impulsos, de intuiciones... todo eso está ahí, sin duda... pero... ¿se acaba ahí el sexo? Si respondemos que sí veremos en la práctica que pronto nos conduciremos a una rutina autoimpuesta que no sabemos a qué responde. Por eso quiero rehivindicar aquí el conocimiento y la experimentación como forma de gozar más y mejor, conscientemente, trascendiendo la habitual forma de relacionarse con el otro y consigo mismo. Todo puede empezar por la mirada, por esa curiosidad por el cuerpo del otro, por las sensaciones del otro, por el placer del otro. Esto lleva su tiempo y uno ha de intuir tambien los caminos que se van abriendo proponiendo. El secreto está en la disposición a jugar, a aprender, a querer superar barreras e imposiciones, a ampliar el conocimiento, a desprenderse de los hábitos rutinarios de aproximación, a dejarse ser algo más que ese supuesto "uno mismo" para descubrirse en el otro y en otros. Porque el conocimiento parte de lo individual pero es universal y se puede comunicar, nos relaciona con los demás y con todo.


"El amor es el fruto del
conocimiento y crece a medida
que ese conocimiento
es más verdadero."

Leonardo Da Vinci