Imagogima

Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.

15 julio 2006

Mirar y ser Mirado

La conciencia es un espejo, un mirarse uno así mismo.

¿Cuántas cosas implicadas en esta frasecita? Un cierto vértigo y temor me asestan cuando veo de una vez todas las cosas que encuentro en esa frase. El temor es simplemente un modo de respeto hacia el misterio mismo que para mi hay inscrito en ese escrito. Cuando uno se mueve en el misterio se percibe un aire que nos hace presentir que todo está más allá o más acá del simple hecho de razonar, de distinguir las cosas y que todo nuestro ser ¡todo enterno, incluso el ser futuro y el pasado está involucrado en ello!

Pero dejemos que la frase se vaya diciendo ella sola. ¿No véis lo que salta desde su aparente mensaje convencional, manido incluso? Yo veo, primero que todo unos verbos: ser y mirar.
No voy ha decir yo lo que es la conciencia, ni quiero ni sé hacerlo. Como no quiero ni sé (no aspiro a ello) me conformo con decir algo que me ayude a nombrar lo que para mi es un misterio mismo, es decir, innombrable (para los puristas), y entonces (no lo he inventado yo) elijo ese algo que sí tiene nombre que es el espejo. Una metáfora (para mí quizá no exista otra cosa que la metáfora) eso es lo que he utilizado. Yo no puedo entender-sentir nada si no ha sido transmutado y dicho en otra cosa (la metáfora) Mucho más me ocurre eso cuando estoy ante un misterio, que no tiene nombre (salvo con la metáfora) El asunto mismo de nombrar las cosas ya es un asunto de conciencia y de metáfora, pero no entraremos ahora por ese camino.
¿Qué es un espejo?... pues una superficie plana reflectante... ¡No... nada de eso!... eso no nos importa. Un espejo es una imágen, la luz dándose otra vez, rebotada toda en una misma dirección. Pero esto tampoco es y tampoco nos importa. Todo esto es muy pobre. Lo que nos importa. Una espejo es una imagen, una imagen de nosotros mismos. ¿Qué es una imagen?... ¡jajajaja!... como podéis ver... nada es sencillo... todo oculta y a la vez muestra nuevas caras, nuevas perspectivas. Tampoco tengo la pretensión de decir lo que es una imagen ¡hay mil teorías al respecto y mil análisis y descomposiciónes de partes de lo que piensan puede ser una imagen!
No diremos lo que es una imagen, pues, haremos algo mucho mejor que eso y que está mucho más cerca de la verdad sobre la imagen, ¡diremos que ya sabemos lo que es una imagen, que lo entendemos-sentimos perfectamente, que no necesitamos explicarlo ni expresalo! Para ello se inventó la palabra tautología. Una imagen es una imagen ¡y ya está! sí de entero, simple y claro, nada más. Es más que suficiente para lo que quiero tratar de expresar.
Así pues, con todo esto tenemos que la conciencia es una imagen de nosotros mismos. Pero esta frase suena un poco extraña, está como coja, le falta algo. "La conciencia es una imagen de nosotros mismos" No me convence. ¿Es una imagen y ya está? ¿De qué me sirve a mi una imagen de mi? ¿Eso es mi conciencia? ¿una imagen de mi? No, no puede ser, ahí falto algo. ¿Qué hago yo con la imagen? ¿Hago algo? Sí, la miro, primero la veo, claro, y una vez la veo, la miro, que es algo más que ver. Y aquí entra nuestro segundo verbo ¡tremendo verbo! Mirar... otro misterio... precisamente por estar tan cerca del otro, de la conciencia. Porque cuando decimos mirar es como que nos damos cuenta de que vemos. ¿Y cómo es eso de darse cuanta de que vemos? Pero esto de darse cuanta es el misterio de la conciencia. Y la conciencia nos interesa tenerla y ya está ¡no queremos saber de donde viene ni que es! Es otra tautología. La conciencia es la conciencia ¡y es algo muy importante! pero ya sabemos-sentimos lo que es y lo nombramos gracias a la metáfora! No puede ser algo en sí misma, es siempre metáfora, existe sólo de ese modo.
Entonces tenemos que la conciencia es ser conscientes de que nos vemos a nosotros mismos. Esté sería al menos un primer estadio de la conciencia. Pero llegados aquí nos damos cuanta de que podemos empezar a embrollar las frases utilizando la palabra conciencia demasiadas veces, y eso es justo lo contrario de nuestra intención.

Yo quiero entrar en lo que implica "darse cuenta" o "mirar" tanto en el acto de conciencia como en el acto de ver.
En este punto iré mucho más rápido, mucho más inmediato e instintivo, amparándome en la tautología, es decir, en el ser mismo de las cosas sin explicación de ningún tipo (todo se puede explicar si nos empeñamos en ello pero esto no nos sirve).

Mirar es ver guiado por alguna forma de de ver particular. Esa forma viene dada por mil circunstancias (educación, influencias, estados de ánimos... mil cosas interrelacionasdas) Ahora bien, existe una capacidad de mirar más allá de la conciencia de ver (eso es mirar), es decir, un mirar sin mirar, lo que podríamos llamar la mirada. Tener una mirada es mirar sin mirar, mirar con el mirar mismo, límpio, claro y directo, toda tu vida entera (pasada, presente y futura) inserta en el acto mismo de mirar. Esa mirada traspasa la conciencia, el darnos cuenta de las cosas, para el estar en las cosas mismo. ¡Ahh... cuantos misterios entraña también esta frase!
Pues bien, el ser mirado es igual. Cuando nos sentimos observados, emerge de nosotros sin que por lo general podamos evitarlo una reacción que nos hace medir nuestra apariencia (esa que está siendo observada) y en consecuencia alteramos nuestro supuesto estado natural de darnos para "darnos cuenta" de la forma en la que nos damos. ¡Otra vez (como ocurría con el hecho de mirar), que restraso fundamental con respecto a la vida (que se da sin más) qué artificio, que teatro, que apariencia! ¿Por qué nos nos damos sin más, sin pensar la forma en la que nos damos? ¿Por qué todo el tempo la conciencia? Alguien puede pensar que pretendo hacer apología de la inconsciencia. ¿Cómo sois? ¡O todo o nada! No, más que una inconsciencia yo veo una transconciencia, un más allá de la conciencia, una manifestarse en la totalidad de todo sin asumir tan a la ligera el presupuesto de toda conciencia "el YO" "Pienso luego existo" ¡Vaya mentira horrenda y retorcida que le hicieron decir a Descartes (él no lo hubiero dicho de forma tan burda)! En todo caso el mundo nos piensa y por eso existimos. Pero bien... hemos llegado aquí y todo lo demás es vuestro.