Piel
su juventud
alegre placer
de la vida.
Caricias
perdidas
en la soledad
de su tacto,
perplejo
miedo.
Sueños de abeja
que confunden
la realidad,
intensidades
que desbordan
los sentidos.
Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.
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