Imagogima

Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.

05 noviembre 2006

Laberintos, perdiciones y otras luces

Todo lo que en algún momento empieza es por ello a partir de entonces imposible de detener.

¿Es esto una ilusión de nuestra percepción de la existencia?

Voy por la calle, de camino al trabajo y pienso que el día de hoy no ha existido nunca hasta entonces y que, aunque todo es muy similar a ayer incluso hasta el punto de poder confundirlo con ayer, en verdad soy consciente del surgimiento de todo en esa nueva presente existencia. Eso pienso un momento mientras todavía trato en el fondo de saber porque camino y hacia donde. Pero son pensamientos vagos, la inercia me empuja a caminar. De pronto imagino que soy alguna de las personas que me cruzo siempre en ese trayecto y a partir de ese momento el lugar a donde me dirijo no tiene para mí ninguna significación, sencillamente no lo conozco. Pero entonces me digo a mi mismo que no puedo imaginar las vidas de esas personas ya que apenas las conozco, que estoy jugando con mi imaginación. Sigo mi camino y esta vez me fijo más en esas personas y en las casas donde viven (para poder conocerlas) y que encuentro en mi camino. Muchas de ellas son inmigrantes de centroeuropa, Ecuador y norte de África, al menos eso me parece por sus rostros y sus idiomas. Habitan casas del barrio viejo que en muchos casos necesitan de restauración. Dejan las puertas abiertas y la música a un volúmen un poco alto. Huele un poco mal en general por esas calles, a humedad y a sucio. Veo un niño de unos siete años que llora y su madre que sale a la calle y trata de ponerle un abrigo. Veo que están todos desayunando frente al televisory que algunos rien. Un paisano me saluda desde otra puerta. No lo conozco pero me digo que podría conocerlo de toda la vida. Un poco más arriba le sostengo la mirada límpia y pacíficamente a una chica que va con unas bolsas. Ella baja la mirada y se cruza sin mirarme. Yo sigo alegre... pero... ¿voy al trabajo?... ¿cuánto tiempo ha pasado desde que crucé el puente y pensé que el día de hoy nunca jamás había existido hasta ahora? Al llegar a la plaza de Santo Domingo recuerdo una foto de ese mismo lugar a finales del siglo diecinueve y pienso que esos árboles enormes eran entonces pequeños arbolitos y que no había apenas casas y que todos los niños llevan pantalón corto en pleno invierno. La plaza está llena de inmigrantes. De pronto tengo ganas de detenerme y de escuchar el viento en las hojas pero recuerdo que tengo que ir a trabajar y que voy con el tiempo justo como siempre. Entonces, aunque ya no me acordaba, de nuevo se me hace odioso el tener que ir a trabajar (una pérdida de tiempo). Pero como no quiero que se me haga odiso porque sé que es peor entonces me olvido, continuo caminando y se me olvida también a donde voy. Sin embargo mi estómago aún lo recuerda un poco. Entonces, al darme cuenta de que realmente (una de tantas veces que me doy cuenta de eso), en unos pocos segundos había podido cambiar mi estado de ánimo, me pongo a pensar en todas las cosas que no he pensado hasta que he llegado hasta allí. El niño... el niño... ¿por qué estaría llorando?... la chica que sonreía en el puente... justo cuando me ensimismé en el frio de la mañana y pensé aquello de que el día de hoy nunca antes había existido... esa chica... ¿por qué reía?... creo que me ha parecido que miraba al suelo... y entonces me he acordado de alguna vez que yo he hecho lo mismo. Mirar al suelo... reirse sólo... ¿acaso alguien podría pensar que esa persona no está bien de la cabeza?... esto, desde luego, no lo pienso en serio, juego con estas tonterías simplemente... y entonces pienso que si reímos o lo que sea cuando estamos solos es porque estamos viendo una película en nuestra cabeza, estamos con nosotros mismos diciéndonos cosas concretas, hablándonos, quizá recordando una anécdota o creando alguna asociación divertida... En cualquier caso estamos conversando, activos cerebralmente de forma más o menos activa y consciente... y pienso... ¿será por eso que alguien puede pensar que está loco quien eso hace? ¿porque piensa... porque tiene imaginación?...¿porque se ensimisma? Pero pronto me cansa profundizar en esto, en el fondo es una tontería aunque pueda parecer interesante... ver la luz de la mañana en las cosas es más interesante. Entonces me cruzo con una compañera del instituto de hace ya unos cuantos años y con la que apenas tuve trato en aquel momento. La recuerdo y la veo ahora... me pregunto... ¿qué será de su vida personal?... porque sé donde y en qué trabaja ya que me la cruzo casi todos los días. A veces me mira y sé que nos reconocemos... ¿pensará en los años del instituto? ¿Existieron aquellos años? Que lejos y que cerca a la vez me parece que están... Un poco más adelante cruzo por una calle donde hay un lugar en donde tengo algo pendiente desde hace tiempo que voy aplazando porque no sé si realmente me incumbe o no. En el fondo quizá esté zanjado, en cualquier caso nadie me espera ni me esperaba, fue y es una decisión mía. Pero ya casi llego al trabajo. Entonces, antes de encerrarme allí o de dejar ir mi imaginación sentado allí, como se prefiera ver, hago un último vuelo y me digo que yo no voy al trabajo y que estoy en mitad del desierto... pero en realidad prefiero escuchar a mi jefe y me alegra verle y hasta me anima lo que de repente tengo que hacer esa mañana, que puede que no estuviera previsto.

Y aún hay decenas de cosas e imágenes que se me han escapado, que ya he olvidado y otras muchas a las que no preseté atención.

Aquella mañana sucedió de aquel modo y desde luego podría haber sucedido de algún otro distinto.

¿O no?... ¿o acaso todo lo que empieza es imaparable por el mismo hecho de haber empezado? ¿Hubiera yo reparado en los árboles de la plaza de no haber visto la fotografía...? ¿habría pensando un poco en la vida de los inmigrantes de no haber sentido el frio de la mañana? ¿Hasta que punto el verde del rio me dió la impresión de un paisaje del norte de que me hizo pensar en el frio y a su vez en el otro pensamiento de que el día de hoy era irrepetible?...

Se podrían hacer infinitas preguntas como éstas de una sala mañana, o incluso de un sólo minuto de nuestra existenciao.

La mañana que he descrito es en realidad inventada, nunca existió tal cual la he contado pero no se diferencia mucho, (salvando la enorme simplificación) de cualquier mañana real.

Se podría decir que en esa mañana inventada todo tiene un encuentro, todo está ligado a algo, a algún sentido íntimo del pensamiento y de la vida, aunque desde luego sea imposible remontarse a él (y también indeseable) Pero la sensación que queda es la de que el personaje (yo o tú, me es igual) es más menos consciente de sus viajes metales, de sus viricuetos y sus laberintos particulares.

Imaginemos que en lugar de esto nos sentimos realmente perdidos, es decir, incapaces de encontrarnos a nosotros mismos (y no precisamente dentro de nuestro laberinto) Ese sentimiento de perdición viene a ser un poco el hecho de no poder ser, de no poder caminar en nuestra propia historia, de estar eclipsado en apariencia por todo lo que nos rodea... algo así como haber perdido el alma, el laberinto interior y sentir la ansiedad de no ser ni tan siquiera alguno de los demás que vemos (pues para ser los demás uno ha de ser primero) Sin embargo, esta clase de perdición quizá sea inevitable a la conciencia del laberinto de ser.

El laberinto nos dice todo lo que pudo ser, todo lo que podría haber sido, todo lo que ha sido y por eso mismo es... y claro, todo lo que podrá ser. Pero el laberinto no nos dice eso, él simplemente se habre ante nuestros pien que, con suerte siguen caminando.

Yo podría haber sido tú, o tú, o él, o aquel... yo de hecho no soy yo, sino un tipo al cual llamo yo y le atribuyo ciertas cosas... igual que a los demás... Pero no.. no voy a ponerme en plan relativista¡me aburre y no me apetece!

Yo podría haber sido tú significa también que yo soy tú, pero antes de eso he de ser yo, conceder que primero he de ser yo, mi laberinto, el cual yo no controlo en gran medida.

El día sale a mi encuentro... yo salgo a mi propio encuentro y también al del día... pero sabiendo que él sale hacia mí y que, en algún grado no necesito encontarme, ya que él lo hace.

Ser responsable es aceptar el dolor y la alegría. He aquí una luz en el laberinto del encuentro y la perdición.

1 Comments:

Blogger Max said...

Siempre trato de convencerme de que las causalidades son lo mejor que me pasa en mi vida dia a dia. Y tu has estado en mi, y yo he participado en tu recorrido hacia tu trabajo, he sido testigo de inmensas cataratas de imagenes, de sensaciones, como un gran proyector cinematografico, como una traslacion de vidas en otras vidas, de almas que se van agregando a destinos que, a simple vista, no tienen nada que ver, pero son parte de un mismo continuo, de un espacio tiempo irremediable, escurridizo, y hasta diria pegagoso, para poder llevar un sensacion de imagen al que lea esto, al que sienta esto. Se de lo que hablas (o escribes), porque he estado alli, a ver... no se donde estas, donde vives, solo digo que, como en los sueños, las distancias y el tiempo es una enorme carcajada, un ridiculo qe se siente solo cuando nos despertamos y nos quedamos con esa sensacion... con un vacio profundo... he viajado, o tu has viajado, a traves de la mente universal, gracias, gracias por estas historias que conozco tan bien, como si yo mismo las hubiese escrito, (quien puede asegurar que no lo hice tal vez?).

PD: perdon por la faltas gramaticales, es que escribi esto tan rapido... creo que sabes que tal vez fuiste tu quien lo halla escrito en mi mente.

6:18 p. m.  

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