Imagogima

Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.

30 abril 2007

Decirla

Es como los corales,

como el primer sonido de la mañana

como un hilo de seda

o una tela de araña.

Como el zumbido de una abeja,

como la superficie del agua

y el movimiento de los planetas.

Como papel de hace mil años,

o la mirada de un niño.

Como las alas de una mariposa

o el mecerse de la hierba.

Como el primer beso

y la primera caricia.




Así de delicada.

13 abril 2007

Los cuerpos

Si alguna vez he tocado

o llego a tocar tu cuerpo,

habré tocado

o tocaré tu alma.

No hay más profundidad

en la piel de ambos

que la de nuestra imaginación.

Nunca podré tocarte desconocida,

y el paisaje de tus senos

lo estuve pintando siempre.

Toda la extensión de deseo que eres tú

no es sinó sueño y presagio,

misterio y nebulosa.

Todas las erecciones vienen del alma,

que es tu piel y tu boca,

que es la inmensidad de tu amor,

todas las pinturas que soñaras

en tu pecho.

08 abril 2007

Ir tejiendo

Ya no recuerdo ese dibujo inconfundiblemente propio y por ello mismo manifestación de todo. Ya no recuerdo ese amanecer de la esperanza, aprendido quizá y medio soñado entre los ojos y la luz sobre una pantalla. Ya no recuerdo las tardes absolutamente olvidades corriendo por los montes, descubriendo rincones misteriosos, viviendo sin saber que vivía.
Todo pasa... las vidas se van posando en todo aquello conocido y seguro, afirmado y aceptado por quienes lo han ido aprendiendo todo y también lo aceptaron en su momento. Para mí la infancia sigue ahí conmigo y me siento más viejo que nadie, con las ideas de acabar en plena luz, en plena sonrisa. Ansío la paz de un silencio del olvido, donde todas las edades del hombre coexisten sin reproches, como en el abrazo de un Dios. Ese silencio del murmullo del viento en los árboles que uno imagina poder haber oido hace tres mil años, o diez mil, en un sin tiempo... La paz de caminar y crujir con tus pies sobre la tierra. La paz de una piel cálida que te acompaña y de una mirada serena y cómplice como un reflejo.
Aquí... ante lo desconocido de mi y la inquietud que suscita, me apartan y me consideran enfermo sin saber de que. Aquí donde las vidas se suceden en el encierro, la ignorancia, la pobreza de espíritu, la rutina, la convención, la monotonía... aquí donde no puedo evitar ser reflejo de todo a cada instante... aquí lo tienen todo claro. Yo no quiero negar nada, simplemente quiero poder vivir.
Tratar de decir algo es como decir el mundo entero. Nada tan fácil y nada tan inmenso como eso, pues tú eres el mundo.
Ayer paseé un rato por la misterio de los paisajes y del tiempo. Constanté que todo se actualizaba, que todo era presente, que viajar en el tiempo no es más que abandonar un lugar y volver al él tras muchos años y comprobar que todo es diferente a como tú lo recordabas, por que tú eres esencialmente igual.
Ser eterno supone estar en constante pugna con el mundo, al menos en apariencia. Hay lugares para la eternidad, el alma es el mejor lugar para ello. Y luego los paisajeas, y todo aquello inmaterial.
El tiempo es un tejido invisible, como el de nuestro espíritu y se va haciendo como un cielo inmenso que se extiende infinito. Las palabras que se tejen en la eternidad del espíritu casi parecen de otra vida y quienes las escuchan por lo general las dejan ir sin que hayan bordado en ellos un escalofrio.
Somos la suma de nuestros escalofrios, el tejido de nuestro ser.