Imagogima

Un lugar donde posar tus ojos y tus dedos, dejando lo que traigan consigo, y llevándose el resto.

30 agosto 2009

Cine en 3D

El viernes pasado día 28 de Agosto tuve mi primera experiencia cinematográfica en 3D. La película se titula UP y es una película de animación en 3D por ordenador. La experiencia fue soprendente y emocionante. Me lo pasé muy bien y al acabar me quedé con un buen sabor de boca durante un rato. Al principio de la proyección, por un par de veces consiguieron engañar a mis sentidos y creí verdaderamente que algo iba lanzado hacia mi desde algún lugar el recinto de butacas. Me vi a mi mismo sorprendido por movimientos reflejos y persuadido de que algo al márgen de la proyección podía pasar cerca de mi. La pantalla se hizo más pequeña de lo habitual. Pero estas sensaciones desaparecieron pronto una vez me hube habituado a la nueva percepción. Entonces me daba cuenta de la apariencia de volumen en las escenas y disfrutaba de la sensación de estar más inmerso en la película. Ahora bien, ese "estar inmerso en la película" no hubiera sido posible por mucho 3D que hubiera habido de no haberse tratado de una película muy bien hecha y narrada, con creatividad e imaginación. Era pues fácil dejarse llevar algo más por la novedad del 3D estando ya previamente inmersos gracias a lo interesante de la propuesta, tanto estética como narrativa. Y en este punto he decir que el 3D no era para nada espectacular. Sobre todo se notaba en escenas con mucha profundidad de campo y términos en diferentes profundidades, destacando en aquellos que se encontraban muy próximos a la cámara. El fondo por contra, daba la impresión de ser más plano de lo habitual y de pertenecer como a otro espacio distinto. Otra cosa molesta eran las gafas, la percepción de su marco, que era muy pequeño y el hecho de que reducían bastante la luz de la película. Creo que esto está compensado por una pantalla de mayor reflexión.

Lo peor de la experiencia quizá es que subraya la vivencia subjetiva física del espectador, es decir, el espectador pasa en cieto modo de contemplar la situación a formar parte de ella físicamente. Esto hace que la actitud contemplativa se pierda un poco. La pantalla cinematográfica en cierto grado pasa de ser una ventana de luz desde donde observo una apariencia objetiva de la realidad a ser una pretendida extensión de mi cuerpo (de mis ojos) El 3D viene a subrayar físicamente la subjetividad de la imagen.

La imagen cinematográfica al igual que todo medio artístico siempre ha estado a caballo entre "la realidad" y "la representación" El 3D, viene a subrayar la impresión de representación ya que da la ilusión de volumen a una realidad (la de la imagen) que no lo tiene. Con el cine 3D ya no vemos imágenes tomadas de la realidad, vemos un intento de suplantar la mirada directa sobre las cosas imitando su percepción.

Si el misterio del arte y del ser humano radica en aquello que llamamos realidad y subjetividad, hemos de suponer que cada vez más el arte buscará una aproximación con la realidad a través de lo subjetivo . El arte ideal sería pues aquel que no se pudiera distinguir de la realidad. Pero entonces, ¿habría arte? ¿habría realidad? ¿habría misterio? El cine se mueve todo el tiempo en esa cuerda floja de la realidad y la subjetividad. La realidad es algo más allá de una apariencia sin embargo su apariencia le es algo fundamental al cine. El cine nace con la voluntad de captar y retener las apariencias de la realidad.

27 agosto 2009

Paseando con palabras

Durante mucho tiempo he pensado que las palabras nos engañaban sobre la realidad, que llegábamos a creer demasiado en ellas y de este modo dejábamos de ver o intuir aquello a lo que trataban de referirse verdaderamente. Ahora entiendo que no eran las palabras las que nos engañaban, sino nosotros mismos al otorgarles un poder distinto al que representan. Pero he entendido también que ese supuesto poder de la palabra no es distinto del poder que pueda tener un gesto, un sonido, una imágen, un sentimiento, una sensación, un pensamiento... Dicho de otro modo, la palabra lo es todo, como todo lo es todo.

Yo creía que la palabra era un "mal" intermediario entre la cosa y su designación (en este caso, una designación que es un signo fonético) Pero pensando esto, creía, como no podía ser de otra manera, que habría un "buen" intermediario entre la cosa y su designación. En realidad supongo que aspiraba a comunicar la cosa en sí sin intermediario... ¿pero cómo es eso posible? No había desde luego ningún "buen" intermediario.

¿Cómo logro comunicarme entonces?

Existir mismo, estar en este mundo es ya un modo de comunicación. La comunicación no es pues algo entre dos seres, es algo más allá de esos dos seres. Nos comunicamos porque participamos de algo en común. La existencia. ¡Que perogrullada!... dirán agunos... pues sí... ¿pero no es divertido?

¿Y qué quiero decir con todo esto?

Verdaderamente no lo sé. Yo quería salir a pasear con las palabras, hacer un mundo de palabras en el día en el que he aprendido que todo es todo, es decir, que todo son palabras y al mismo tiempo no solo son palabras.

Pongo un ejemplo. Si de alguna forma alguien pudiera eliminar de la existencia la palabra "pan" automáticamente la vida dejaría de existir conforme la conocemos y quizá incluso de todas las formas posibles.

Pero en cualquier caso demos ese paseo prometido con la palabra.

La tarde declina apacible. Todo parece estar donde estuvo ayer y supuestamente donde estará mañana sin embargo es justamente esta observación la que me hace dudar de que en realidad sea así. No, definitivamente nada está en el mismo lugar ni la luz es la misma. Incluso puedo decir que la luz no está ocurriendo ahora, sino que ocurrió hace ocho minutos... ¿ocho minutos? Ete aquí que es este tipo de cosas, es decir, la conciencia, la que hace que nada sea lo que parece y todo sea pues lo que es.

En mi paseo hay un camino de luz anaranjada y piedras pequeñas. Hay un dulce rumor de pinos y un cielo inmenso. Tu paseas a mi lado en silencio y escucho tus pisadas. Tu sonrisa te delata descubierta en la tarde aunque eso no importa, porque enseguida te haces eterna como la luz que se refleja en tu piel. Tu piel es de color de atardecer, y tus ojos contienen las pocas nubes que adornan el firmamento. Nuestras pisadas se convierten en el diálogo entre los dos. Yo siento inmensas ganas de decirte lo feliz que soy en ese instante, pero... ¿y si en lugar de eso hiciera algo para demostrártelo? Decírtelo ya es algo pero... Decido entonces callar, te miro y sonrio y espero a que suceda algo ¿Lo sabrás ya sin que te lo diga? Lo que sucede es que ese instante desaparece y enseguida viene otro. Ese otro es aquel en el que nada tiene sentido. Descolgado de la existencia nuestros pasos son horrorosamente irreales hasta que alguno de ellos se parece a una campana que te despierta y entonces igual te cojo y te beso... ¡estamos hechos para besar! ¿no es así?